jueves, 4 de febrero de 2010

LOS EFECTOS DEL COLOR DE LA EMOCIÓN EN REUNIONES DE LAS GENTES. -EL EFECTO AISLANTE DE LA INQUIETUD

SEGUNDA PARTE


LOS EFECTOS DEL COLOR DE LA EMOCIÓN EN REUNIONES DE LAS GENTES. -EL EFECTO AISLANTE DE LA INQUIETUD

Veamos ahora cómo el cuerpo de deseos cambia bajo los distintos sentimientos, deseos, pasiones y emociones, de manera que podamos aprender a construir prudentemente y bien el templo místico que vayamos a habitar.
Al estudiar una de las ciencias llamadas físicas, anatomía o arquitectura por ejemplo y que tratan de "Cosas tangibles", nuestra tarea se ve facilitada por el hecho de que tenemos palabras que describen las cosas de que tratamos, pero aun entonces el cuadro mental que envuelve el significado de una palabra, es diferente en cada individuo. Al hablar de un puente uno puede imaginárselo construido de hierro con un valor de un millón de dólares y otro puede suponer que se trata de una sencilla plancha atravesando una corriente de agua.
La dificultad que sentimos en producir impresiones adecuadas de nuestras ideas aumenta en seguida al intentar describir o trasladar ideas concernientes a las fuerzas intangibles de la naturaleza, tales como la electricidad. -Medimos la intensidad de la corriente por voltios, el volumen por amperios y la resistencia por ohmios, pero, de hecho, tales términos son invenciones para cubrir nuestra ignorancia de la materia- Todos sabemos lo que es una libra de café, pero los más grandes científicos del mundo no tienen una concepción más aguda de los voltios, amperios y ohmnios, de los cuales tan sapientemente discurren, que lo que de estos términos tiene el escolar que los escucha y aprende por primera vez.
No nos admire entonces el que los asuntos suprafísicos se vean a veces descritos en vagos y a menudo incomprensibles términos, pues nosotros no tenemos palabras en ningún lenguaje físico con las cuales describir atinadamente estos temas y hemos de confesarnos impotentes para hallar términos descriptivos apropiados con los cuales expresarnos respecto a ellos. -Si fuese posible proyectar cuadros cinematográficos en colores del cuerpo de deseos sobre la pantalla y mostrar entonces de qué manera este incansable vehículo cambia de contorno y de color según las emociones que experimenta, ni aún entonces sería comprensible para aquel que no es capaz de ver estas cosas por sí mismo, puesto que los vehículos de todo simple ser humano difieren de los de los demás en la medida en que respondan a ciertas emociones. Aquello que induce a uno a sentir intenso amor, odio, coraje, miedo o cualquier otra emoción, puede dejar a otro absolutamente insensible. El que esto escribe ha considerado atentamente a las muchedumbres innumerables veces para establecer comparaciones a este respecto y ha encontrado siempre algo sorprendentemente nuevo y diferente de lo que había observado hasta entonces. -en una ocasión un demagogo se esforzaba en incitar a una unión trabajadora a la huelga; se hallaba excitado vivamente él mismo, y aunque el básico color de naranja oscuro era perceptible, en aquel momento se veía casi esfumado a causa de un color escarlata del más brillante matiz, y el contorno de su cuerpo de deseos era casi como el de un puerco espín con sus púas erizadas. -Existía un potente elemento de oposición en aquella reunión y a medida que hablaba se podían distinguir claramente las dos facciones por los colores de sus auras respectivas. Un grupo mostraba el escarlata de la cólera, pero en el otro este color estaba en mezcolanza con el gris, el color del miedo.
- Era digno de notar cómo, aunque los hombres grises estaban en mayoría, los otros ganaban la partida y era que cada tímido se creía sólo o a lo menos con pocos defensores y le asustaba por consiguiente el defender o expresar su opinión. Si uno de los que pueden percibir esta condición hubiese estado presente y hubiese ido a cada uno de aquellos en quienes se manifestaba el aura de la disensión, asegurándoles que formaba parte de la mayoría, la ola de gente se hubiera vuelto en la dirección opuesta. -A menudo acontece así en los negocios humanos puesto que actualmente la mayoría es incapaz de ver debajo de la superficie del cuerpo físico y percibir de esta manera el verdadero estado y la corriente de los pensamientos y sentimientos de los demás. En otra ocasión visitó el autor una reunión de revivificación a la que asistían muchos miles de espectadores para oír a un orador de reputación nacional. -En los comienzos del "meeting" se puso en evidencia, delatado por el estado de las auras de la gente, que la inmensa mayoría había acudido con el sólo propósito de pasar un buen rato y ver algo agradable. Los pensamientos, sentimientos y emociones en conexión con la vida ordinaria de cada uno eran plenamente visibles, bien que en algunos un color azul oscuro mostraba una actitud de inquietud; parecía como si ellos sufrieran alguna desilusión en su vida y estaban muy intranquilos. Al aparecer el orador tuvo lugar un curioso fenómeno: los cuerpos de deseos están usualmente en un estado de movimiento constante, pero en aquel instante pareció que toda aquella vasta asistencia retenía su respiración en actitud de expectación, pues los variados colores de los cuerpos de deseos individuales cesaron y el básico naranja oscuro fue perfectamente perceptible por un momento; seguidamente comenzó entonces el cántico de himnos y esto mostró el valor y el efecto de la música, pues todos los que se unían cantando idénticas palabras con la misma melodía, las mismas vibraciones rítmicas que surgían de todos aquellos cuerpos de deseos parecía envolverles a todos y hacer de todos ellos, momentáneamente, solamente uno. Un buen número de ellos estaban sentados a lo bufón, por así decirlo, rehusando cantar y unirse a los demás. A la vista espiritual aparecían como hombres de acero, vistiendo una armadura de aquel color, y de cada uno de ellos, sin excepción alguna, se desprendía una vibración que expresaba más claramente de lo que podían haberlo hecho las palabras: "Dejadme solo; no os ocupéis de mí". Algo interior les había arrastrado allí, pero se sentían mortalmente asustados de entregarse al momento por consiguiente toda su aura expresaba este color acerado del miedo que es como una armadura del alma contra las interferencias exteriores.
Terminado el primer cántico, la unidad de color y vibración desapareció casi inmediatamente rodeándose cada uno de su atmósfera de pensamiento acostumbrada y, de no haberse hecho nada más, todos hubiesen vuelto a su existencia habitual. Pero el evangelista, aunque incapaz de verlo, sabía por experiencia que su auditorio no estaba en sazón todavía y por consiguiente, una sucesión de cánticos se elevaron con acompañamiento de palmas y batir de tambores, amén de las gesticulaciones de aquel director ayudado por una masa coral entrenada. Esta ceremonia reunió otra vez a las almas dispersas en un lazo de armonía; gradualmente los asistentes se sumieron en religioso fervor y se estableció la unidad necesaria para el esfuerzo siguiente. Con la música, las palmadas del evangelista y los agitadores llamamientos del cántico, la vasta audiencia se había transformado en una sola alma, aunque los hombres de acero, los burlones de tinte grisáceo que se creían demasiado sabios para ser burlados (cuando en realidad su emoción solamente expresaba MIEDO) podían ser considerados como una parte deleznable en aquella vasta congregación. Todos ellos fueron puestos a tono, como afinados, al igual que las diversas cuerdas de un gran instrumento, y el evangelista que se alzaba delante de ellos era un soberbio artista jugando con sus emociones. Les empujaba de la risa a las lágrimas, del pesar a la vergüenza; grandes olas del mismo color parecían cubrir la total asistencia y era magnífico al par que asombroso. Vinieron a continuación los llamamientos de costumbre: "Aguardad a Jesús"; la invitación al "banco de los arrepentidos", etc., etc., y cada uno de estos llamamientos extraía de toda la asistencia una respuesta emocional perfectamente visible en colores, el dorado y el azul. Siguieron otros cánticos, más palmadas y más gesticulaciones que, Momentáneamente, trajeron la unidad y dieron a aquella asamblea una sensación parecida al sentimiento de fraternidad universal y la realidad de la Paternidad de Dios. Los únicos sobre quienes no tuvo efecto alguno aquella música fueron los individuos revestidos de la armadura del azul de acero del miedo. Este color parece ser del todo impenetrable a cualquier otra emoción y aunque el sentimiento experimentado por la inmensa mayoría fue relativamente impermanente, se beneficiaron en cierta medida de la revivificación, exceptuando, naturalmente, aquellos hombres de acero.
Por lo que el escritor ha podido colegir, la sensación interna del miedo de ocultarse o hurtarse a la emoción (el miedo es saturnino en sus efectos y hermano gemelo de la inquietud) parece requerir un choque que afecte de tal modo al que lo experimente que le aparte de su medio ambiente y le transporte a "otro sitio" en "nuevas condiciones" antes de poderse desprender de las antiguas. La inquietud es una condición en que las corrientes del deseo no se deslizan en líneas curvas largas en parte alguna del cuerpo de deseos, debido a que el vehículo está lleno de remolinos o pequeños remansos, y nada más que remolinos en casos extremos. La persona afectada de inquietud no se esfuerza por actuar en dirección alguna; no ve más que calamidades en donde ninguna existe y en vez de generar corrientes conducentes a la acción que pueden prevenirle de aquello que siente miedo, cada pensamiento inquietante causa un remolino en su cuerpo de deseos y no hace nada en consecuencia. Esta condición de inquietud en el cuerpo de deseos pues de compararse al agua que está cerca de congelarse bajo una temperatura descendente "el miedo", que se expresa como escepticismo, cinismo, y pesimismo que puede asemejarse a esta misma agua cuando está ya congelada, puesto que el cuerpo de deseos de tales individuos está casi sin movimiento y nada de lo que se le pueda decir o hacer tiene el poder de alterar su condición. Han quedado, y usaremos una expresión común que expresa gráficamente este estado, "arrojados dentro de una coraza" y esta envoltura saturnina ha de ser rota antes de poder llegar a ellos para ayudarles en sus deplorables estado.
Estas emociones saturninas de miedo y de inquietud son causadas muy comúnmente por la aprensión de los que sufren respecto a su estado económico o social.
"Quizás este empleo de fondos que acabo de hacer puede depreciarse hasta perderlo totalmente, puedo perder mi colocación y encontrarme de lleno en la miseria; todo lo que emprendo parece ser equivocado; mis vecinos murmuran de mí y tratan de minar mi posición social; mi esposo (o esposa) no se preocupa de mí para nada; mis hijos se me muestran displicentes". Éstas y otras mil sugestiones parecidas se presentan en su imaginación. Debería pensar que cada vez que permite a uno de estos pensamientos el introducirse en su interior, le ayuda a congelar las corrientes de su cuerpo de deseos y se construye una coraza de color azul acerado, en la que los que acostumbran alimentar el miedo y la inquietud se encontrarán alguna vez encerrados y aislados del amor, de la simpatía y de la ayuda de todo el mundo. Por consiguiente debemos esforzarnos por ser cariñosos, alegres, aun en circunstancias adversas, a menos que queramos correr el riesgo de encontrarnos en serias condiciones aquí y en el más allá.
"Es muy fácil mostrarse complacido cuando la vida pasa como un cántico; pero aquel hombre que sonríe cuando todo se obscurece y cambia es verdaderamente digno y valiente."

del libro "El Velo del Destino", de Max Heindel


*

No hay comentarios:

Publicar un comentario